jueves, 11 de marzo de 2010

Geografia Emocional

MARCELA

Distraída camina Marcela, por la jungla de asfalto y neon, diluyendo quimeras con el logotipo de Chanel que, desde imposibles escaparates, mira con soberbia a los mortales de bocadillo y hora punta…
Marcela...
Es el eco de Samuel salpicando con tu nombre los campos de maíz…
Marcela…
Es madre, llamándote desde el balcón…
Y dos impolutas trenzas apresuran el paso, mientras el polvo del camino tiñe en rosa los sueños de aquella niña lejana, cuyo reflejo juraría haber visto en las aguas que armonizan el parque…
Marcela...
Desleída como azúcar en licor, observa Marcela los impávidos transeúntes… congéneres que maldicen, empujan, consultan el reloj, corren tras el urbano con sus sombras hipotecadas en busca del aura perdida…
Tu sombra Marcela vaga por las calles bonaerenses… Quien pudiera respirar ahora su Sol…
Descreída caminas, y tus huellas evocan atardeceres pincelados de ocre… Yo quisiera devolverte la fe Marcela, yo quisiera que las promesas fuesen hechos y los hechos, realidad…
Pero me limito a cerrar los ojos… Como tantos al verte pasar.

Distraida camina Marcela… con sus sueños a la deriva, y sus ganas en el hatillo de la decepcion...
Marcela...
Me queda tu sonrisa, dibujada en los seres y estares de la amistad... asumiendo parte de culpa en ese distraido caminar, buscando ilusiones perdidas, aquellas que una tarde dibujastes en un billete de avión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario